Allá por el mes de junio una prima me encargó una colcha.
No tenía muy claro si quería un pie de cama, o una colcha completa. El caso es que quería algo de patchwork para su cama.
Finalmente decidió que una colcha completa sería perfecta, y las únicas directrices que me dió, fueron: que sea en tonos azules, que tenga aplicaciones, no, no, que tenga botones de esos bonitos, no, no que tenga,...que tenga... que tenga todo lo que tu veas que puede quedar bien.
Total, que después de unos meses de trabajo, unas cuantas jornadas de sauna acolchera (lo que se suda acolchando en agosto, oye) y algún que otro quebradero de cabeza con el tamaño de los bloques, alguna de las telas y las dichosas esquinas del bies,.... después de todo eso, mis brazos parecen los de un camionero (no la he llegado a pesar, pero creo que pesa como 150 kilos), y la colcha ha quedado así: